Como joven estudiante de la Bauhaus, ese revolucionario centro educativo para el diseño moderno fundado por Walter Gropius en 1919, Wilhelm Wagenfeld llevó a cabo una creación extraordinaria. En 1924, poco después de comenzar su aprendizaje en esta vanguardista institución de diseño y arte, diseñó la lámpara que hoy se considera un icono del diseño moderno. La Bauhaus, con su visión progresista e integradora, pretendía establecer una conexión sin fisuras entre el arte y la artesanía, una síntesis destinada a encontrar su expresión práctica en el diseño del entorno vital del ser humano moderno. Este ambicioso objetivo pretendía que el diseño y los objetos cotidianos no sólo fueran estéticamente agradables, sino también funcionales y accesibles para todos.
Esta visión de la Bauhaus, de fusionar arte y vida cotidiana y adaptar el diseño a los requisitos dinámicos de la cambiante vida moderna, encuentra una manifestación ejemplar en la lámpara Wagenfeld. Su diseño, caracterizado por una forma clara y una funcionalidad bien pensada, demuestra de forma impresionante la búsqueda de la Bauhaus de una unión armoniosa de forma y función. La lámpara, con su sencilla elegancia y claridad geométrica, encarna los principios de la Bauhaus: Un diseño que se distingue por su belleza atemporal y que, al mismo tiempo, satisface las necesidades prácticas de la vida cotidiana.